En nuestra sociedad y comunidades del este nuevo siglo es real que todo ha comenzado a institucionalizarse y por ello tanto las organizaciones, empresas y las mismas personas que habitamos este mundo, nos hemos convertido en oferentes y agentes prestadores de algún servicio para este y en este mundo globalizado. Esto ha tenido por consecuencia de que el que no ofrezca no venda en el adecuado sentido de la palabra. Pero ¿Cuál sería ese sentido adecuado de la palabra?, el comercial, el social, el económico, el político, el solidario…hoy todo es tan múltiple y plural que los sentidos y significados de las cosas y las mismas personas en su integralidad, es para nosotros tan desconcertante y complejo que no tenemos ya una única respuesta u mirada ante este interrogante y ese es uno de los aportes que nos entregan las agencias pedagógicas no como lugar físico de actuación sino en la visión de ambiente pedagógico que no tiene espacios no tiempos determinados que nos limiten o encuadren como muchas veces viven o vivimos los que ya ejercemos como profesionales en alguna institución.
La agencia pedagógica hace rato ha roto con el paradigma de la institucionalidad desde la teoría o como dirían algunos desde el papel, lo que hace perpetuar o desviar su verdadero significado son o somos los que las componemos o estamos en camino de hacerlo, sí, nosotros los profesionales de este tiempo y este siglo, que esta universidad esta pronta a devolver de donde llegaron a ella y donde está también espera que sus miembros hayan descubierto para qué y para quien son formados y ante todo el papel tan determinante que habremos de desempeñar cuando en la sociedad decidamos responsabilizarnos de la transformación social que tenemos en nuestras manos…
